Corazón Remitente

Sin principio no hay final.

Desconozco la perfección

Más allá de las fronteras que te permití pasar.

No la conozco en nadie más que en ti, y  la quimérica composición de tu ser,

La perfecta sinfonía entre tus ojos y tu voz.

 

Puedo decir orgullosamente

Que alguna vez, esos ojos,

Me vieron con la mejor de sus miradas.

 

A mí, un simple ser imperfecto

Con una basta necesidad de afecto,

Que jamás pudo saciar.

 

¿Por qué nunca me lo permití?

¿Por qué nunca te lo permití ?

Porque simplemente decidí…

Que ser feliz, no era para mí.