Cae la tarde.
Se marchan las gaviotas
y tú con ellas.
Van a la costa,
en busca de sus crías
que están creciendo.
Pienso en los días
mirándolas despacio
desde la barra.
Atrás quedaron
los ratos y momentos
que ahora recuerdo.
Llegaba el mar,
con barcos y con olas,
en tantas tardes.
Sangre y salitre
dejaban en mi alma
tiernos latidos.
Sabor del yodo
que viene con las algas
desde alta mar.
Y el niño aquel
soñando con sus versos
y las sirenas.
¡Preciosa imagen
que vuelve a la retina
con un suspiro!
Rafael Sánchez Ortega ©
21/05/20