De mi sueño de antaño, se conserva la herida
que cortara las alas , de ilusión muy florida.
El paisaje de entonces, de esperanzas cuajado,
es ahora el despojo de un amor destrozado,
que alumbró mi camino, con su rayo dorado,
y que fue de mis versos el emblema preciado.
Me dejó cincelada su fingida ternura
que mostraba con gracia, con mirada tan pura.
En mis noches de insomnio, mi quimera perdida,
con nostalgia recuerda el Edén estrellado,
que abrigó los momentos de preciosa locura.
Añorando el pasado, mi cerebro procura,
que le sirva de espejo el engaño causado,
que dejó descubierta su conciencia podrida.
¡Y sintiendo en el alma la punzante amargura
me prometo alejarme de esplendor que tortura!
Y se queda flotando mi delirio frustrado,
en el limbo de olvido, que será noble aliado
que abrirá el horizonte, que se encuentra nublado
con el velo de sombras, por mentiras bordado.
¡Y vendrán nuevas rimas a cantarle a la vida,
renaciendo la aurora, de fulgores vestida!
Autor: Aníbal Rodríguez.