Da mi basia mille
Catulo
Tú no estabas haciendo teatro
como yo a menudo sé hacerlo.
Estabas simplemente viviendo
como vive un perro o un gato,
como vive una flor que se abre
y muestra todo su esplendor
sin preguntarse si hay alguien
que esté cerca suyo mirándola.
Estabas de veras muy seria,
sin esa pizca de ironía
que muestras en ciertos casos.
Con la mano me hiciste una seña
llamándome la atención
como para decirme: “No pierdas
tiempo, la vida se va: ya se fue.
Quiero que abraces y beses mi carne
que mañana ya no estará aquí.
Nos habremos desvanecido
en una única noche perpetua
de la que jamás despertaremos
de donde jamás volveremos.”