andrea barbaranelli

Dame mil besos

 

                                                   Da mi basia mille

                                                                 Catulo

 

Tú no estabas haciendo teatro

como yo a menudo sé hacerlo.

Estabas simplemente viviendo

como vive un perro o un gato,

como vive una flor que se abre

y muestra todo su esplendor

sin preguntarse si hay alguien

que esté cerca suyo mirándola.

Estabas de veras muy seria,

sin esa pizca de ironía

que muestras en ciertos casos.

Con la mano me hiciste una seña

llamándome la atención

como para decirme: “No pierdas

tiempo, la vida se va: ya se fue.

Quiero que abraces y beses mi carne

que mañana ya no estará aquí.

Nos habremos desvanecido

en una única noche perpetua

de la que jamás despertaremos

de donde jamás volveremos.”