En cada palabra un cuento de hadas
y una nueva presa para encarnizarse
pues no sirve la ley para esa gente
sean blancos, amarillos o cobrizos
La mirada ciega que penetra
sosteniendo el orgullo en su decir
una y otra vez la historia se repite
soy yo, siempre yo, solo yo
Huyendo del pobre que le espanta
me encontré una tarde a uno igual
que hablaba del cielo y de las gentes
presumiendo del orgullo del decir
Una niña solitaria le miraba
su manita extendida pidiendo caridad
el le lanzó una mirada desdeñosa
quita de ahí que ahora paso yo
No pude aguantar su cruel impertinencia
cuando vi a la niña llorar
y le afee al pronto con reproche
lo cobarde de su vil proceder
Igual que el ave que busca entre rescoldos
sobre la hoja que despliega el vuelo
cruzó orgulloso sin mirarme
con su corbata lisa, su camisa blanca
Lo vi perderse a lo lejos mientras una risotada
cruzaba el aire en burla severa
y comprendí que hay un mundo durmiendo en el abismo
donde unos mucho pueden, otros nada