gaspar jover polo

LOS SIN GALONES

LOS SIN GALONES

 

              Huir resulta una contribución humanista

              pues abre, para nuestra especie, nuevas vías.

 

Habíamos escalado el duro suelo en forma

de cresta y de pico de alta montaña, y habíamos llegado ya

a la altura suficiente.

Había que subir una ladera

para estar a salvo de cuidados,

de voces de diferente timbre y estatura, y solo

atentos al batir fuerte de alas

que, como con motor, de repente alzaban el vuelo.

Eran palomas torcaces en su mayoría. Y sucedió

también una racha del viento

en forma de fuerza inclemente, atrabiliaria.

“Más fuerte”, vociferamos. Pero,

al momento, el viento se contuvo un poco

y ya no dio más muestras de su fiereza.

Para salir corriendo, trepidantes,

habíamos desayunado fuerte y rico,

y ya nadie ni nada podría alcanzarnos, custodiarnos,

protegernos o amenazarnos.

Muy de mañana nos habíamos alejado

sin posibilidad de retorno,

y ya estábamos a salvo, intactos, vivos,

sin una pierna de menos, con los dos ojos

atentos a la contemplación del panorama.

 

 

Gaspar Jover Polo