El gato comía sardinas,
tanto le molestaban las ratas,
y todavía era joven
su apariencia lo delataba,
siguió así durante toda su vida;
intentaron reformarlo;
pero, no existía quien fuese capaz de hacerlo;
ser gato es una cuestión muy seria,
no se puede improvisar;
su debilidad era una gata vecina,
a ella le soportaba su carácter travieso
y despreocupado,
esa gata era una perra de noche
y él volvía magullado
de sus andanzas.
Encerrar a su gato
habría sido un crimen
de lesa humanidad.
Con qué ética
...