Empujada sobre el borde
de una vida abandonada
recurro a alguna canción
que no sirve para nada.
Empujada e inmolada
sin pensar, sin tener patria,
la vida se hace emoción
se hace escuela, se hace nostalgia.
Pedazos llenos de tiempo
que se reducen al cuento
de las cosas que me pasan.
El destino se detiene,
te recuerda, me entretiene,
se lleva cosas ajenas,
encuentra cosas queridas
y busca sin querer más
que pensar en vos con miedo
que te olvides de mi amor,
de mi estrella, de mi cuerpo
porque me estoy desarmando
enredada contra el viento
que silba cosas obscenas
desde el fondo de un momento
que me rescatan del peso
de mi vida abandonada.