Se abren las puertas
que muestran la venida
de un nuevo día.
Día añorado,
con rosas y esperanzas
de un mundo nuevo.
Ojos nerviosos
en caras renovadas,
buscando vida.
Vibran las calles,
se pueblan de ruídos,
vuelve la bruma.
Hasta se animan
y tiemblan los semáforos
en su letargo.
Porque la vida
se ofrece, nuevamente,
sin cortapisas.
Los pensamientos
de nuevo están activos
por un motivo.
Saltan cadenas,
se corren los grilletes.
¡Hay libertad!
Y es tan preciada
que nunca se valora,
cuando se tiene.
Rafael Sánchez Ortega ©
23/05/20