Surges de la oquedad de mi alma
Tu aliento me sofoca, hasta perder la conciencia
Entre palabras sin sentido y risas sin sonido
Me rindo impotente ante la suavidad de tus labios
Desciendes lentamente desde la nube de encanto
Para cubrir mi osamenta con tu piel de estrella y cielo
Eres ángel o acaso demonio
Que me colma de deleites o me abandona desnudo
Seco mi espíritu exudado en tus senos infantes
Húmedos como tus labios, que rebosan el ánfora del deseo
Cierro mis ojos ingenuos, que te contemplan cual cándida Diosa
Para sentir en mi palma inocente, el ardor angelical de tu vientre
Mujer, homóloga de manantial y brasa
Mujer, sinónimo de sol y luna
Mujer, análoga de astro y cielo
Déjame desvariar en tu pecho
Déjame fallecer en tu seno