Conviertes a mi amor en una gárgola
haciendo que parezca algo dantesco,
un ente al que prejuzgas de grotesco
tallado en tu continuo rechazar.
Contemplas mi figura hecha de piedra
y observas solamente un ser deforme,
el mismo que anheló que fuera enorme
un mínimo pedazo de tu amar.
Mis lágrimas derramo por la boca
rugiéndole al dolor de este martirio
y envuelto, al ignorarme, en un delirio
me tornas en un simple canalón.
Guardián de las alturas me mantengo
fijado en una gótica argamasa
llorando al ver, la vida, como pasa
jamás sin que me prestes atención.