María ( I )
Ya Sobre tus brazos se erigen esperanzas,
eres única y preciosa, una rosa mística,
caminas desiertos y nunca te cansas,
espíritu esposo, te alienta y te aplica.
Humilde y sencilla sierva destinada,
a ser ella vía, luz para los pobres,
clara y vivas siempre atinada,
en tu corazón sentimientos nobles.
Que ejemplar perfecta, madre tan selecta.
única y bendita entre las mujeres,
de Dios elegida siempre predilecta,
sierva accesible a todos menesteres.
Siempre atenta educa al pueril amado,
con la más fina de divinas voces,
todo con acorde nada trastocado,
enseña de cosas que él no conoce.
Crecen los tiempos y tu santo hijo,
sueltas de la madre todos los atares,
pero vas confiando con carácter fijo,
que cumplirá lo escrito allá en los altares.
Oh María mereces lindos homenajes,
y que nadie dude tu gloriosa clase,
divina, celestial; con los adornajes,
gracias por el Dios en quien tú te places.