QUINSONNAS

Pierrot (Soneto)

 

 

 

Caricias de un pierrot de albino traje

honraban a una rosa y sus colores,

un siervo de la luna, heraldo y paje,

mezclado entre el secreto de las flores.

 

Buscaba ver Selena el maquillaje

que diera a su blancura resplandores

mandando a su lacayo hacia un paisaje

repleto de matices y fulgores.

 

El súbdito leal partió en camino

dispuesto a descubrir en su destino

un mítico jardín de fantasía.

 

Y así nuestro pierrot llegó a la rosa

sabiendo, al contemplarla, que su diosa

jamás a ser tan bella alcanzaría.