Tengo un vacío de ecos mudos
que me contrae y hiere la faringe.
Y la esfinge, en el paredón del origen.
Reavivaste el fuego con huesos
y sellada una breve luminiscencia,
-que creí un samaritano auspicio-
volviste a ser el pájaro facundo
que el céfiro de tu alma me quita.
Por confiar en tu rayo sin luz
hoy me cubre el bosque sombrío
bajo el cielo que tus alas ostentaron.
Quedé como un arbusto
subyacente a feudales pinos.
Nadie me ve, a nadie le importo.
En tu aventura… es cristalera,
en mi concepción… ¡expiración!
Mi beldad será sepultura.
Seré bruma en las tinieblas.
Perfil denso entre las sombras.
Del organismo y del corazón
caerá sangre oscura a una tierra negra.
¡Aullarán eclipses en tu circular memoria!
En la dejadez, un ocaso negro.
¿Casual, impronta o agüero?
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P-Car
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Paty Carvajal-Chile
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