José Luis Barrientos León

Jardín y olvido

 

 

Las flores esparcidas en el tiempo

Adornando el largo camino de los recuerdos

Donde perseguimos el amor por siempre esquivo

Distraído, ausente de nuestras manos

 

Me miro, recurrente a tu lado

Pero ajeno a tu latido y a tu palma de caricias

Como si flores blancas y doradas colgaran en la pared

 Matiz de pasión y calma, lejos del verdor y el aroma 

 

No puedes mover el tiempo,

no puedes cambiar el pasado

Debes aprender a mirarlo, sin la ponzoña del olvido

Recorrer de nuevo el camino

Apartando las cenizas y las flores muertas

 

Hay tanto polvo de la huida, oscureciendo la mirada

Hay tantas espinas en el tallo de la rosa

Pero aún sopla el viento de la tarde, refrescando las pisadas

Aún queda camino

Aún quedan flores blancas y doradas

 

Dejaré lo acumulado, a la vera, en la calzada

Para vestirme de aroma, para saciar la mirada

Para extender mi mano hidalga,

Y llegar donde te encuentres, Amada