Un día que el fuerte viento
sacudía mi camiseta,
miré hacia el cielo un momento
y descubrí una cometa.
Me pareció tan bonita
que mi vista allí detuve,
colorida y pequeñita
se escondía entre una nube.
Con su cola tan hermosa
Por un hilo sostenida,
estaba tan majestuosa
que creí, tenía vida.
Muy alto se remontaba
con movimiento muy suave,
su vuelo se asemejaba
a una colorida ave.
Extasiado en la cometa
me dio por reflexionar
que la vida y nuestra meta
es también muy similar.
El cristiano en su existir
cual cometa ha de volar,
por remontarse y subir
debe esforzarse y luchar.
Vientos de mundanidad
querrán destrozar el vuelo,
será ese hilo la piedad,
que nos una al Dios del cielo.
No debemos dejar sola
a la persona que lucha,
amigos harán de cola
brindándole ayuda mucha.
Lo que llame la atención
serán los muchos colores:
testimonios por montón
que nos lleve a ser mejores.
La cometa muy contenta
se agitaba y se movía,
la vida, aunque haya tormenta
ha de vibrar de alegría.
Cometa con conductor
a través de un hilo fino:
es Dios que con mucho amor
dirige nuestro destino.
Cielo inmenso alrededor,
nosotros, puntos lejanos,
dependemos del Señor,
nuestra vida está en sus manos.
Un cielo con mil cometas
es una imagen muy bella,
son nuestras vidas y metas
que han de brillar cual estrella.
©πΆπ£π¨π΄El Peregrino...