Fue una noche, si, una de esas que no son olvidadas ni recordadas.
Una noche de historias contadas en besos y abrazos,
llena de serenidad y complicidad, que solo será contada
como una simple anécdota a nuestros hijos.
Una noche común y no corriente
Una noche con el amor de mi vida y a su vez con el dolor que alimenta mi herida.