Mi agravio
por su codicia y avaricia
acaparó toda la fragancia
de cada mañana de primavera,
cual polvo de anhelo desflorado,
una traición miserable
De tu gratuito cáliz
tu néctar saboreaba,
incluso hasta la borde
del éxtasis disfrutaba,
tu rehén dispuesto a tus órdenes,
servil a tus caprichos licenciosas,
inconsciente de tu infidelidad
Demasiado tarde
la sombra de la cola de tu escorpión
se proyectó dudas de tu candor,
mi crédulo corazón envenenaste,
mis sentidos intimidados con malicia,
mis cicatrices en noches nocivos
sangran aún
©®
La foto de Jérome Coppo