¿Dónde estaréis? —me pregunto—
yo que tanto amor os tengo.
Arriesgué y perdí en
el intento de llevaros
a buen término.
Ahora, desconsolado, suspiro
y pienso en vosotros como algo
que un día concebí, para otro día
—menos día—, desaparecer.
Tal vez la tinta que os
dio forma no era bastante
azul.
O tal vez la rima
—esa delicada rima—
no complació el gusto
exquisito de primorosas mentes.
Nada de eso justifica
el que tomásemos caminos
dispares.
Transponer ideas
mentales en blanco papel
es algo tan sublime,
que merece perdurar por
vano que sea el mensaje.
Reencuentro en azul José Rodríguez Infante 34
Ahí está la grandeza de la obra.
Luego vendrá el pulido,
necesario ¿a qué dudar?,
y al final queda la mente
cristalina
o por el contrario
llena de macizos rocosos,
de inexpugnable
acceso.
¡Lucha! ¡Entereza!
¡Ahínco!
Bravas palabras
indomables, para adoptarlas
como lema.