Lucas Gress

Catastrofía

Envido la mirada tranquila en los ojos de la gente

la calma impávida de sus manos

su andar atolondrado.

Cuando el Vesubio rompe con su llanto

y nubla mi vista de cenizas volcánicas;

siento envidia de no ver el prado

o los rayos cálidos del medio día

o escuchar a las aves con su canto.

 

Cuando esos hombres beben tranquilos del vaso que escansían 

cuando asienten con la mirada la llegada del bienaventurado

y cuentan con paciencia los pasos que caminan;

siento envidia por caminar en lodazales sin fondo

trastabillar entre temblores de tierra

y la furía intrépida del maremoto.

 

Cuando las grietas se abren y supura de ellas lava volcánica

y las manos son presa de temblores de tierra

y la mirada de lluvia ácida;

¡cuánto yo quisiera, tan sólo un día,

sentir la brisa fresca de primavera!

¡Cuánto yo quisiera sonreirle al espejo,

bañarme sin quemaduras por el río

y beber de la lluvia su rocío 

resbalando de unos labios no resecos.