De una vez lo digo,
Una o mil veces y siempre una más,
Pero con la sencillez de quien busca tú abrigo,
Usted es bella, hermosa y me gusta,
Y no es solo el grito susurrante de un mendigo,
Bien sabes, lo gritaria fuerte, muy fuerte,
Pero el persistente silencio es mi testigo,
Del dibujo de un rayo de sol en tu piel,
De tu sombra viva entre el espigo,
Con la luna menguantente de adorno entre la miel,
Que nos desviste entre el amanecer de dos amigos,
Bellos instantes donde se siente el dulzor de tus labios,
Por eso, con pasión absoluta de ti, siempre lo escribo,
Me siento envuelto en llamas desiertas,
Entre la aurora boreal yo te persigo,
Para estar sumergido en tu tranquila morada,
Es asi, tú me gustas, y de nuevo te lo digo,
Que tan solo el calor de tu mirada,
Me muestra que me gustas mucho más, eres testigo,
Y me hace sentir el alma enamorada,
Si, tú me gustas, tan hermosa, tan viva, te lo pido dame siempre tu abrigo...