Me faltas tú,
me faltan tus palabras
y tu presencia.
La soledad
es cárcel de cristal
con mucho frío.
Noto el vacío,
la voz que no me llega
y no me arrulla.
Busco en las sombras
la forma y la silueta
de tu figura.
Pero no hay nada.
tan solo una ventana
y está vacía.
Llega la noche,
afloran los puñales
tan invisibles.
Entonces suenan,
con pena, las campanas
de algún reloj.
Ya dan las doce.
Comienza un nuevo día
en plena noche.
Y hasta a la bruma
suplico, la esperanza,
de verte a ti.
Rafael Sánchez Ortega ©
27/05/20