“Anota que un día desnuda/ con el alma me amaste,/ antes que el tiempo te cree la duda/ y creas que sólo lo soñaste”.
Te busco aunque sepa que no debo buscarte,
te recuerdo aunque me prohíba recordarte;
te escribo aun sabiendo que eso está mal.
me niego a creer que el amor está extinto,
trato de convencerme de que todo es distinto
y no acepto que mi realidad sigue igual.
No estás, tan simple como eso. ¡No estás!
Ya no eres parte de mi guerra ni de mi paz,
no estás en mi luz, tampoco en mis sombras,
no estás en el sitio donde solíamos pasear,
ni tomas el sol donde antes lo solías tomar
ni sé si el eco calla o es que no me nombras.
No estás en mi sueño, ni despierto a tu lado,
no apareces en ningún camino imaginado,
y el ayer contigo se ve cada día más remoto.
Voy recogiendo pedazos que quedan de mí
y es justamente el corazón que me late sin ti
el pedazo de mi ser, que hoy está más roto.
No estás y me cuesta aceptar que no estés,
hay ausencias que no se explican, ya ves;
ayer estabas y hoy por ningún lado te veo.
La vida tiene estas cosas, a pensar nos obliga
y en cierta forma, incluso hasta nos castiga
aunque no es castigador el dios en quien creo.
Buscaré en mis poemas, allí sí deberías estar,
me da miedo que el tiempo que no sabe parar
haga que de pronto, yo crea que nada pasó.
Hasta temo que revisando todos mis escritos,
en mis poemas cortos y allí, en los infinitos,
note que tu nombre simplemente, se borró.
Original de Álvaro Márquez
Caracas, Venezuela
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