Cuanto extraño aquel tiempo,
en que sentado en la greda soñaba despierto
observábamos llegar el crepúsculo
y el sol esconderse entre las copas del árbol
Era una mirada inocente, creyendo que el astro abría sus alas
Y partía al infinito, dando paso a la noche
Cuanto extraño aquel tiempo,
En que, junto a la ventana, anhelaba tu paso
Una silueta de niña, jugueteando en la calle
Un coro de aves acompañando su andar
Era como si el mundo se detuviera despacio
Y mi pecho de niño explotara a tu hechizo
Deberíamos volver a soñar,
Entre atardeceres y velas
En la montaña y el campo
Descubrir de nuevo la magia, del sol cuando parte
De la noche que abriga entre susurros del viento
Hay una pradera que espera, llena de lirios y cantos
Hay un niño que juega entre cigarras y naranjos
Hay una tarde que cae entre las hierbas del campo
Alimentando los sueños, renovando el encanto