TE VAS Y ME QUEDO
Te vas, a la par del viento sin decir lo siento,
alejas tu sombra cuando el sol me ahonda,
el viento lo sabe es por eso llora;
y el sol me lo expresa no hay donde me esconda.
De tus pechos suaves que eran si muy míos,
de tu rubor rojizo que mi voz lo hizo,
de tus labios finos cálidos y tibios,
de tu pelo negro alargado y liso.
Te marchas, con tu andar resuelto y ese pelo suelto,
un adiós tan seco; en esos labios eco,
un rojo en enojo que al dejar la puerta hay en tus mejillas
y tu pecho altivo a mí me demuestras en retante vivo.
Me quedo; al compás del tiempo en palabras rotas,
doy la media vuelta a tu voz en puerta,
sin decir al viento lo que mi alma implora
que a Dios te encomiendo, eso es lo que ella ora. fin
Lic. Jesús isaias González Arroyo