Freddy Kalvo

Inminente peligro

 

Era noche y el lobo aullaba

la luna llena presagiaba

el peligro burdo, inminente,

muy cercano a la fresca fuente.

 

Y los grillos también cantaban.

Sus chirridos lo atormentaban

llevando a cuesta los temores,

llevando a cuesta los fragores.

 

El cuerpo trémulo en el bosque

helado esperaba un embosque

la piel húmeda, se erizaba

y aquel lobo más fuerte aullaba.

 

Muchas hojas secas tronaban

con sus tronidos, asustaban;

y aunque con paso desconfiado

él, silente, pasaba el vado.

 

El cielo y su manto de estrellas

y las arboledas tan bellas

impedían saber el rumbo

y solo se oía… ¡un retumbo!

 

La noche cargada de niebla

aumentaba más la tiniebla

el cuervo cantando su canto

cantaba con sepulcro espanto.

 

El búho, el viento y la lechuza

haciendo fuerte escaramuza

ponía atentos sus sentidos

para escuchar tantos rugidos.

 

Él, perdido andaba en la bruma

y su esperanza se disfuma

con el rugir de una pantera

suponiéndose calavera.

 

Poco a poco se iba pasando

la noche y los grillos chirriando

la vida, pendiendo de un hilo

las fieras ponían en vilo.

 

Aquel tosco camino andado

lo puso muy acongojado;

y la fe, la estaba perdiendo;

y sin la fe, se iba muriendo.

 

Pero él aún no desmayaba

nervioso y tenso caminaba

en medio de aquella arboleda

y oía decir… ¡retroceda!

 

La vida la cargó de angustia

con el alma contrita y mustia

con sus piernas adoloridas

y sus manos sangrando heridas.

 

Cuando llegó la madrugada

su espalda sintió una estocada

una serpiente lo mordía

y ahí pensó, que moriría.

 

Arrastrando el cuerpo avanzaba

porque a la vida se aferraba

la pantera iba olfateando

poco a poco lo iba alcanzando.

 

Llegó al filo del precipicio

después de tanto sacrificio

la pantera  lo iba cazando

y él despertó... ¡estaba soñando!