Era de esperarse, ya sabía que no tendría el privilegio de posarme en tu pecho una vez más
Lo sabía, lo percibí.
Era usted quien me generaba tranquilidad y a su vez terminó quitandomela
¿Porqué?
Terminaré por odiarle como siempre hago con quienes me rompen el alma y el corazón sin piedad...
Aunque para que miento, si aún sueño que con el color de su voz, el sonido de su risa y hasta el sabor de sus besos...
Y como hacer caso omiso a sus ojeras...Si, esas tan notorias, encantadoras e intimidantes ojeras.
Hágame el bendito favor, si es que usted es quien se robó un pedazo de mi, sin permiso alguno y ahora estoy en el ayer de mis mejores momentos a su lado y mi realidad es la de un caos sin su dichosa presencia..
Aunque no lo vuelva a ver, tengo la fortuna de contemplarle en las noches por medio de un sueño o quizá en la sala de mi recinto mientras tomo un café taciturnamente.