I
Si alguna vez me quisiste,
jamás habré de enterarme
y no debiera quejarme,
por los besos que me diste.
Más corazón me mentiste
con tus caricias y besos,
estando cautivo de esos,
tus ojos ensoñadores
canté como ruiseñores
mis deseos inconfesos.
II
Yo, que te amé con locura
y con entrega indecible,
que sentí ser invencible
perdiendo así la cordura.
Yo que te amé con premura,
con amor ferviente y ciego,
como el fiel hace su ruego
solicitando clemencia,
no tomé sana conciencia
que pa\' ti fui solo un juego.
III
Más debe ser mi castigo
cargar por siempre esta pena
que ni la luna me llena
y ni consuelo consigo.
Pongo al cielo por testigo
y mis palabras no mido
asumo que yo he perdido
mi alma por una mujer
a la que supe querer,
sabiendo que era prohibido.
-. PaR
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15102020