QUINSONNAS

Hambruna (Soneto)

 

 

 

Sufriendo inanición y compungido

padezco en solitario un gran tormento

llorando, ferozmente desnutrido,

la falta de tu amor en mi alimento.

 

Te fuiste y me dejaste malherido

sin nada que sirviera a mi sustento

quedándome en los huesos consumido

igual que una silueta de esperpento.

 

Respiro, desde entonces, malparado

carente de los ágapes que dabas

tendiendo, con tus besos, mi fortuna.

 

Mi ayuno, por desgracia, es obligado

después de discernir que te marchabas

cambiando a mi yantar por esta hambruna.