Camino por tus cejas;
líneas de amor y ceda.
Me guío por tus venas;
ritmo de pícaros versos para mis penas.
Me guardo tu trigueña esperanza,
tu caridad profunda,
tu opinión fecunda.
Tus ojos son fe
en el atardecer de mis
pupilas absurdas.
Tu flamenca mirada me devora;
rosada lágrima,
intensa borra.
Eres el canto de las estrellas,
la confesión de mis adentros.
Eres el pulso de mis aurículas,
mi mayor anhelo.
Dulce pecado;
hiriente flechazo,
que me obligó a carne viva a amarte sin saber que me hería.