En un rincón del bohío,
hace rato pregunté
si otra jarra de café
me podrá calmar el frío.
¡Qué amargo el destino mío!
¿Qué será, por qué te fuiste?
Aunque por gracia me diste
el duro golpe final,
¡yo no estoy durmiendo mal,
estoy despertando triste!
Pasan ánimas y penas,
la brisa, la soledad
y aluzando la verdad
cocuyos y lunas llenas.
Las carcajadas ajenas
murmuran lo que me hiciste;
esta vez que no volviste,
riego mi dicha de sal.
¡Yo no estoy durmiendo mal,
estoy despertando triste!