El poeta muy palabrero
el girasol vislumbraba,
al colocar su mirada
en el radiante florero,
sobre la mesa un sombrero
del rimador, ¡qué blancura!
pero en su pecho, amargura,
por el forzoso abandono
de su amor, ¡oh fiero crono!
Sufre por esa criatura.
Copyright Milye Florian