Sofanor Bonilla Fournier

Alzheimer.

          Se está yendo ...

despacito, lentamente,

  ya la siento muy cansada

caminando a mis espaldas

y sin ruido en las pisadas,

   o la veo afirmada en la ventana,

su silueta apenas surge

entre la bruma, apagada,

  sin moverse, desganada,

como una niña taimada.

 

       Ocasiones hay también

en que se inunda sin motivo

con tremendas carcajadas ...

o arremete con el llanto en su mirada,

y patea, se queja y se desgarra;

      yo la observo dulcemente

sin decir ni una palabra

   ¿para qué? si ya no entiende,

ella ha vuelto hace tiempo

    a ese mundo de su infancia.

 

Allí habita nuevamente

en el pasado, con juguetes ...

con amigos sepultados,

la realidad no la asimila,

   ni a los seres que ha engendrado,

no reconoce ya a su hija 

   ni agradece los cuidados,

ese esmero que le brindan,

     solo chilla y forcejéa

con cerraduras y candados.

 

   Muchas veces la han traído

las vecinas de algún lado,

    cuando escapa silenciosa

por las calles de su barrio,

ella les ruega que la dejen

en un bus que ha mencionado,

y se pone muy graciosa

con la gente que ha encontrado:

dice que va donde su amiga

que siempre se han visitado.

 

Pero hoy día, la he notado

cabizbaja, pensativa, siempre absorta

   la mirada, con mucho agrado

ella camina hacia la cama bien resuelta

y en forma urgente se ha acostado,

en el lecho, no es un cuerpo

¿es mi madre ese bulto acurrucado?¿

es un despojo? solo apaga su mirada

se supone que allí duerme, no se escucha

que respire ... ¡ya es la nada!

 

 

             (Chofa)