“Al entregar con pasión nuestros cariños/ y luego llenarnos de insultos,/ parecemos dos niños/ que nunca llegarán a adultos”.
Los seres humanos somos así,
no siempre es algo explicable;
nos cuesta decir “soy culpable”
aun cuando la culpa exista allí.
Más fácil callar que excusarnos
o peor aún, más sencillo mentir;
es casi algo como preferir morir
que pedir perdón para salvarnos.
Qué difícil nos es decir “lo siento”,
parece que el orgullo puede más;
que sólo así nos sentimos en paz,
disfrazando nuestro sentimiento.
Las miradas se evaden, se evitan,
nuestros ojos muy delatores son;
se tapan las verdades del corazón
y las mentiras entonces, se citan.
No hay un valor para ser sinceros,
pedirnos perdón se vuelve inviable,
hasta la sonrisa se hace improbable,
y ni los abrazos resultan verdaderos.
Así somos los seres humanos,
por dentro tormentas sin calma,
olvidamos que el vacío del alma
es peor que el vacío de las manos.
Original de Álvaro Márquez
Caracas, Venezuela
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