Me he estado preguntando repetidas veces
Por qué tu amor escuece y me hace doler
No ves acaso el daño que de ti se desprende?
Mamá dice: te aprovechas de ser mujer
Papá me deja expuesta a los ultrajes
El sueño me vulnera la quietud de mi descanso
La somnolencia se aprecia en mis ojeras desdeñidas
La soledad se acrecienta en mi cabeza como pulsaciones
Me sigo preguntando en mi desamparo, sé que de él no hay cantar
Que sus ojos muestran un despertar de infiernos
Todo ese odio me traspasa en una maldición que me matará
Aquel inoportuno ser de aura tóxica y hostíl
Deja a mi ser frágil y humillado con una gran culpa
Un sentimiento que no me corresponde cargar
Pero eso no le hace frenar la rabia ni el rencor
Cómo haría entonces, hermano, hermano de mi sangre
Recapacita, antes de niños nos queríamos, deja de odiar
el odio, yo me pregunto, hace cuanto reside ya en su corazón
que a la más mínima reacción me golpea con decisión violenta
Luego la burla y la gracia burda se hace presente en los congregados
yo me allano las heridas y arrastro mis alas perjuiciadas hacia mis manos
que temblorosas las recorren queriendo guardarlas dentro de mi pecho.