Sergio ventrice POEMAS Y PROSAS DE ESO SE TRATA

LA INTERNA MILITAR

LA INTERNA MILITAR
El año 45 se caracterizó por una incesante disputa interna dentro de las Fuerzas Armadas. En su meteórico ascenso dentro de la estructura de poder del gobierno de la “Revolución de Junio”, Perón se había encontrado con recelos y críticas que veían en su estilo, su práctica e incluso su vida personal el motivo de una degradación del cuerpo militar.

La utilización política que Perón daba a sus iniciativas desde la Secretaría de Trabajo y Previsión, sumado al desgaste de su figura dentro del gobierno militar, permitían inferir que el rédito de su accionar tenía como principal objetivo el beneficio personal. A su vez, se destacaba negativamente su transgresora relación con la joven actriz Eva Duarte, elemento no menor a la hora de pensar los motivos del desgaste de Perón dentro de la sociabilidad militar.

Cabe preguntarse entonces por el rol que cumplió dentro de la institución militar. Esteban Pontoriero remarca que “con el desplazamiento de Ramírez y el pase de Farrell a la presidencia en 1944, Perón fue como vicepresidente y ascendió de secretario a ministro de Guerra, puesto importante porque es el que decidía en el Ejército los pases a retiro y los destinos, con o sin mando de tropa. Tenía un rol central en la formación del cuerpo de oficiales”.

La figura de Perón reunía un peso político, institucional y militar de importancia para la época, a estas cualidades se le sumaba su acercamiento a los trabajadores a través de la figura de Domingo Mercante. Coronel amigo e hijo de un obrero ferroviario, fue él quien lo ayudó a establecer contactos dentro del mundo sindical y quien tendría un rol de peso durante la jornada del 17 de octubre.

Pero no nos apresuremos, el 9 de octubre Perón es obligado a renunciar a sus cargos dentro del gobierno y un día después, luego de reunirse con un grupo de sindicalistas, se decide a realizar un acto para anunciar su renuncia. La movilización súbita contó con más de 70.000 trabajadores que se agolparon en la calle Perú donde se encontraban las oficinas de la Secretaría de Trabajo y Previsión. Desde allí, y aprovechando el sistema de radiotransmisión publica, Perón le hablaría al pueblo trabajador para dar su balance de gestión. Cerraría su discurso llamando a la unidad y a la defensa de las conquistas realizadas desde la Secretaría.

Perón sería apresado el 12 de octubre y enviado a la Isla Martín García. En contraposición con el declive de su figura política, el general Eduardo Ávalos, jefe de Campo de Mayo, se constituía en el nuevo sostén del gobierno de Farrell. La dinámica de los acontecimientos se aceleran y tres elementos comienzan a desarrollarse en simultaneo: las negociaciones entre el gobierno y la Corte Suprema de Justicia para pactar una salida democrática del régimen; la presión popular de las bases obreras para llamar a un paro general en descontento por el encarcelamiento de Perón y su traslado de la isla Martín García al Hospital Militar. Esos días son cruciales y los acontecimientos se deciden en la sede de la CGT. El 16 de octubre y ante la agitación en fábricas y barrios obreros, los dirigentes sindicales declaran la huelga general para el 18. Pero el pueblo se adelanta a los acontecimientos y en la mañana del miércoles 17 de octubre, columnas de trabajadores comienzan a agruparse en diversas plazas de los principales centros urbanos. El epicentro será la Plaza de Mayo y el insospechado actor de reparto, Eduardo Ávalos.

Conforme el tiempo pasa, las columnas de trabajadores comienzan a agolparse en la plaza. Los oficiales de Campo de Mayo le piden autorización a Ávalos para avanzar sobre la ciudad y reprimir. El general duda. Esteban Pontoriero, que es investigador del CONICET, aclara esa indecisión: “Cuando se produjo el golpe de 1943, la columna de Arturo Rawson, que fue desde Campo de Mayo hasta la Casa Rosada para destituir a Castillo, fue tiroteada por otro grupo de militares en el camino. Ávalos estaba en el otro bando en ese enfrentamiento. Se tirotearon por una confusión, porque el golpe se decidió en Campo de Mayo y no todas las unidades estaban enteradas: en el tiroteo murieron soldados de ambos lados. Ávalos quedó impresionado por ese hecho y por eso habría decidido no reprimir”.

La pasividad policial en los accesos a la capital dinamizó la jornada. “Inicialmente era un grupo de gente que curioseaba, no estaba claro el motivo de su presencia y no era mucha en principio. Recién avanzado el día empiezan a aparecer columnas que convergieron en la plaza pidiendo la liberación de Perón: fue todo paulatino. Cuando quedó claro que se trataba de un mitin o manifestación colectiva con fines políticos para la liberación de Perón, había una cantidad tan grande, que era imposible de desalojar violentamente porque eso hubiera producido una masacre y Ávalos no estaba dispuesto a eso”, puntualiza el docente de las universidades nacionales de Tres de Febrero (UNTREF) y de San Martín (UNSAM).