SERAFIN ZAPLANA

D. JUAN.

 

 

Harto de vino y torraos

iba D. Juan por la calle,

tropezó en una farola

y con un escueto

-¡Hola!

La agarró bien por el talle.

 

Mientras, sus ojos prendaos,

quedaban como enganchaos

en el brillo deslumbrante

de aquella esbelta Manola

que encontrándose tan sola

prestaba su luz radiante

a los ciegos y alumbraos.

 

Creyendo que lo entendía,

dijo, con ojos vidriosos

y la voz estropajosa

 

-Dime tú doncella hermosa

¿Por qué tus ojos preciosos

tienen esa luz tan fría?

 

-Amor mío,

es cierto,

que tengo los ojos fríos.

 

-Le contesta la farola,

-o eso cree en su desvarío-.

-Los tengo expuestos al viento

y de la noche al rocío.

Solo tengo por amigos

los perros de la ciudad,

que olisquéanme por debajo

y me acaban por mear,

y borrachos,

que también hay cantidad,

me abrazan cual si quisieran

ponerme un piso en Ferraz.

Con los coches no te digo

lo que me puede pasar,

pero les tengo más miedo

que al fuego tiene el pajar.

¡En fin!

Que triste es la vida

si anclada en el suelo estás,

gustaríame ser querida

y quitar la oscuridad,

iluminar la avenida,

aportar felicidad,

de luz llenar la existencia

de la gente del lugar.

 

Pero mi destino es otro,

de día les veo pasar

con sus prisas y sus cosas

y su urgencia al caminar,

de noche sacan al perro

por si me quiere mear.

La base me están pudriendo

de tanto y tanto mojar.

 

En ese justo momento

viene a despertarse Juán.

 

Abrazado se ha dormido

llegando incluso a soñar.

 

Le da un beso a la farola

y dice

 

-¡Que guapa estás!

 

Tengo que dejarte sola

pues me tengo que marchar,

ahora voy al Ayuntamiento

que allí te quiero comprar,

quiero ser tu único dueño

y tenerte en propiedad.

Serás Reina de mi casa,

mi alcoba iluminarás,

acompañarás mis sueños

con tu idílico brillar.

Tus luminarias brillantes,

con cariño limpiaré

y tus bajos oxidados,

con amor repintaré,

besuqueos de borracho

no tendrás que soportar

ni te mearán los perros

que salen a pasear.

Al ladito de mi cama

te pondré en un pedestal

serás Princesa del cuento

salvada por tu D. Juán.