jorgepeguti

Soneto I

Qué me queda, sino resignarme en la lejanía.
No puedo escapar de este duelo del cual soy prófugo,
De esa llama de la que desearía ser ignífugo,
De esa cárcel que me hace preso de tu tiranía.

Y pese al cálido letargo de esa sinfonía,
no anhelo otra cosa sino escapar de tu yugo,
ebrio de ti suplico que seas mi verdugo
y pongas fin a esta lacerante agonía.

Mi alma ya no puede resistir un segundo más,
este cruel tormento que me aniquila y me embriaga,
que me corroe y me hechiza, que me aliena y me embruja.

Y mientras, permanezco en el país de Nunca jamás,
Donde sé que nunca podré curar esta llaga,
que una vez me grabaste a fuego con una aguja .