Carlos Hector Alvarez

A mi madre

 

Agotado por el calor del estío

me dormí y soñé que una gran pena

llenaba, de mi vida, el gran vacío

imaginé a mi madre, temblorosa

llegar, para acariciar mi frente,

ansiosa de mitigar el dolor,

que sin piedad me destrozaba.

Sus caricias fueron siempre

la amorosa cura de mis males.

Hoy, desde el cielo bajaba

presurosa, a calmar mis ansiedades.

Me dio el beso mimoso que añoraba

dulce bálsamo que calmó mi espíritu.

Quise abrazarla y besarla

como cuando era niño,

más, se alejó sonriente, haciendo un guiño

a la vez que decía, “misión cumplida”

ante el dolor de su partida,

mis ojos tristes, derramaron impotentes

un caudal de lágrimas ardientes.

      abuelitocrispin.