Ben-.

La hora de la poesía-.

Silencio, que haya mucho silencio.

Que en barcas nocturnas, lleguen

los sueños, mientras se apilan las palabras

a las que se despoja del vértigo del día.

Es la hora de la poesía. De esos naipes

que frecuentan la mesa de los bares,

cuando danzan los pobres alrededor

de una mesa llena de pescado.

Silencio, silencio, que haya mucho silencio.

Que a las alas de las mariposas, se arrimen

con voluntad, los labios de las mujeres mayores;

que en las panaderías se trabaje, y en las floristerías,

y en las glorietas. Es el momento de la poesía,

y en ella, todos caben: personajes groseros y canallas,

profesionales del hurto, campeones de baile,

concursos amañados, pedantes de turno, rosales

de miseria. En ella, todos caben-.

 

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