Carlos Eduardo

Lazos de sangre

 

Ese día al despertar

 

antes de desayunar

 

todos sonreían.

 

 

Papá dijo

 

voy y vuelvo,

 

compró en el almacén de la esquina:

 

300 gr de cariño, 200 de amabilidad,

 

mucha alegría, una pizca de sal y pimienta,

 

demoraba,

 

mamá decía ¿qué le habrá pasado a este hombre?

 

tocaron a la puerta,

 

mamá corrió a abrir,

 

era un vecino,

 

su, su marido está ahí en el suelo

 

lo han atropellado

 

mamá fue al lugar

 

al verlo muerto

 

se cortó la yugular,

 

mientras sus dos hijos miraban por la ventana,

 

más tarde el mayor,

 

mimado e hipersensible,

 

también se quito la vida.

 

 

Hoy ya en la senectud,

 

puedo decir sin asomo de culpa

 

por qué yo pude salir adelante,

 

pequeño, me pregunté,

 

cuál es mi responsabilidad en estos hechos,

 

ninguna,

 

los amé,

 

sí,

 

entonces, sigo,

 

si bien me une un lazo indisoluble,

 

no fue mi elección,

 

sólo me suicidaré cuando tenga una razón

 

para ello,

 

enfermedad terminal,

 

culpa en un incidente imperdonable,

 

atisbo de demencia,

 

en fin.

 

 

Después de esta larga existencia

 

en que nada de lo que sucede

 

en el mundo

 

lo he causado yo,

 

cuento cuentos.

 

...