Nuestras soledades se miraron tímidas,
¿Podía caber la felicidad en una pieza musical?.
Habitación de miseria, alegrada por un vivaz solfeo,
Tus pasionales ademanes reverberan mí ser.
Baila mí cuerpo estéril y viejo,
letanía propia del pensador enamorado,
Contrasta tu figura delicada y frágil
Como la pluma del ave más fina,
Que flota y bailotea en el frío espesor de mí aliento,
Te observó, amante del momento;
Danzando con la gracia escondida en la melancolía.
pareces recordar lo que olvidó el tiempo.
Me permito gozar de tu cuerpo rebelde entré mis manos,
Manos que te sostienen con desesperación,
Mis ojos rien, pareces trascender la gris relidad.
Infantes soñadores movidos al compás de la vida.
La felicidad fundida en tus dorados cabellos
cabalgando como cometas mis oscuros cielos.
Suena la música, y no sé bailar,
Pero mientras estés a mi lado, nada más puede importar.