Riego los geranios rosados, blancos y rojos
los jazmines de lluvia coronan el patio
mueren lentamente las violetas de los alpes
marchitas en las siestas del verano.
Me gusta mojar mis pies y salpicarme el vestido,
Emana la tierra húmeda el vapor del suelo
y me embriaga una sensación de bastedad
No hay odio, no hay rencores, no hay culpas.
El pasado se desvanece, busco rostros y sentires que ya no recuerdo
Qué frágil es la memoria, la vida entera me cabe en este segundo
Y sin muchas razones,
la esperanza se me instala en el alma
cuando veo los brotes nuevos, las hojas lozanas y brillantes
Y aunque parezca una vulgar conformidad
este mate...
y el perfume del jazmín
y tu beso...
y tu ternura...
y tu canción desafinada...
me alcanzan para ser feliz.