Los cabellos tachados
se untan de pánico
con la chispa instintiva
del ojo huracanado
la palma de la mano se devora
sin providencia alguna
hierática profecía de la Anunciación
cuando deviene animal el encanto
de un sólo acorde
tumba soles
renace el silencio acusador
de los seres tácitos
vagabundos de la traición
con el despertar no vengado
y el débil pliegue de sus sueños resplandeciente
amos de la muerte más cuerda
o del decir intolerable