Tus labios y los míos
son uno:
se suavizan, se muerden,
se restriegan,se montan,
se aman, se excitan, se relamen...
atormentadamente,
pero sabrosos.
Destilan tal placer
-exquisito y dulce deleite-,
que el monte de mi sexo erecto
roza tu monte
de Venus
-frondoso monte:
el tuyo y el mío-.
Los pétalos
de tus montículos
se aprietan
al pecho
del amor mío...
Tu espíritu y mi espíritu
se elevan
sintiendo el levitar
sobre la tierra.
(Oh deliciosos senos,
oh rato acariciando...
Amado
y Amada,
Amada ,tú,
Amado,yo,
quedamos desmayados...,
dulcemente gozando los sentidos
de placer traspasados,
sintiendo la suavidad de tu mano
mi tallo descapuchado,
mis dedos
por entre los labios de tu sexo húmedo,
sintiéndote amada gustosamente
entre los brazos del Amado
milímetro a milímetro.
Está llegando
el momento del éxtasis humano:
se fusionan los cuerpos:
viene el orgasmo
-tu delicada ropa interior
yace por los suelos-.
Entra el amanecer
y nos seguimos
amando...)
(Salvador)