Hoy he palpado, he sentido,
el abuso cometido,
de un serrano mal parado,
que es un jefe por oficio.
El odio del indio maltratado,
el rencor del cholo sometido,
la explotación del hombre atrapado,
del trabajo, y con sueldo de mendigo.
Sentí el odio ancestral,
del serrano oprimido,
como si él fuera catedral,
y yo un reo fugitivo.
Un día tendrás que caer,
yo esperando en el estribo,
escucharas risas por doquier,
y el grito de este preso fugitivo.
Por decencia no digo tu nombre,
para no caer como abusivo,
arrastraras la cadenas de los hombres,
y la pena del indio cautivo.
Te iras a llorar al monte,
donde nunca has de haber salido,
el indio con poder no es hombre,
por el odio y rencor contraído.
Yo seguiré esperando,
ese día tan festivo,
esperando tu partida,
para reventar bombos y platillos.
Jefe es cualquiera,
aunque lleve tu apellido,
muchos te siguen callados,
pero eres abusivo.
Ya veré el final,
de tus días indio cautivo,
y no pidas la piedad,
de los que has hundido.
Solo ellos te darán,
las piedras que han recibido,
en tu mano grabados están,
nombres de los trabajadores malheridos.