Incapaz de detener el viento, marchaste al ritmo de las olas, como si fuese la diosa del mar. Era tu mirada, un engranaje de lirios azules, tu rostro, un pétalo en flor, y tus cabellos, rosario interminable de plegarias doradas.
¡Quién lo creyera! El brillo de las estrellas en extraño sortilegio, cerca de la orilla y en lo profundo del mar. En el aura del orbe y en el alma de Dios.
* Imagen: Ángulos de papel tapiz-Diosa del agua.
Luz Marina Méndez Carrillo/20102020/ Derechos de autor reservados