Qué lejos hoy el sol que estaba cerca
lejos como la cola del viento que hoy asoma la cabeza.
Qué cerca la niebla antes soplada
que te envuelve en sábanas flameadas sin remedio.
Qué lejos el ahora mismo diluido
y qué cerca tu ausencia todavía tibia.
Qué lejos tu voz dorada de diciembres
y qué cerca la inmensidad de tu hasta luego.
Qué lejos estos ojos casi ciegos – si, los míos -
y qué cerca el adonde vas y por cuánto tiempo.
Qué cerca hoy que es el día y que te veo
recoger tus pasos paso a paso
los pasos que me trajiste una vez de regalo
y qué lejos ese día.