juanestrada

Exilio II

Evito  esa calle de casas viejas

y la polvorienta oficina

donde un anciano almidonado

legalizaba el papel del adiós.

 

Estrellitas de colores

tiritaban en tu cara

que ya se borra.

 

He prorrogado

(en vano)

la humilde  espera.

Le aposté al miedo

y gané.

Perdí la gracia

feliz  de mi infancia

y me sumergí

de cabeza

en el incesante pozo

de este exilio.