Llora otra vez,
deja que tus ojos se humedezcan,
que broten poco a poco tus lágrimas
contenidas en aquel dique,
ese que hace tiempo construiste
pensado como fortaleza
y que ahora te atormenta
por los prejuicios con que lo cimentaste,
no pienses que llorar te debilita,
mas por el contrario,
tu alma rehabilita.